La gente productiva tiene ciertos hábitos que los distinguen de los demás y les traen muchos beneficios en su vida. Contrario a lo que se podría pensar, no se trata de acciones complicadas, de modo que con un poco de dedicación se pueden imitar.
Hacer listas.
Quienes tienen un mejor desempeño en lo que hacen suelen tener listas de tareas para hacer y problemas para resolver. Esto resulta útil cuando se tienden a olvidar las cosas fácilmente o se tienen demasiados pendientes por hacer.
Establecimiento de prioridades.
Una persona productiva es capaz de distinguir entre lo que se debe hacer inmediatamente y lo que se puede dejar para después. No es algo sorprendente a simple vista, pero es una situación en la que todos han estado alguna vez por tantas distracciones que existen.
Piden ayuda.
A veces es necesario pedir ayuda a quienes están mejor informados sobre un tema, porque no es posible saberlo todo. La velocidad y la productividad suelen depender de un simple consejo y en este caso, la gente incluso ya sabe con quien es mejor acudir.
Reflexionar sobre el trabajo realizado.
Las personas productivas miran lo que han hecho y no sólo lo que hay que hacer. Esto es esencial para saber dónde mejorar y lograr un sentido realización personal, especialmente en casos donde la retroalimentación de las empresas es poca o prácticamente nula.
Preparación del mañana.
Otro hábito de las personas productivas es preparar el siguiente día antes de concluir su jornada laboral. Esta pequeña acción ahorra tiempo y permite comenzar el trabajo de una manera más organizada.
Escapar la procrastinación.
Para ser una persona productiva es necesario evitar cosas que entorpezcan la productividad. Es difícil mantener la concentración de principio a fin, pero hay varios momentos en el trabajo donde se puede despejar la mente sin comprometer el desempeño, ya sea a la hora del almuerzo o hasta el final de la jornada.