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 Ya hemos llegado a las revoluciones 2.0
diciembre 27, 2023

Ya hemos llegado a las revoluciones 2.0

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De todos es sabido que, si no fueran por las redes sociales, en especial Facebook y Twitter, las revueltas en el mundo árabe, encabezadas simbólicamente por las protestas egipcias en la plaza de Tahrir, no hubieran sido lo mismo. Ha quedado demostrado que el poder de convocatoria de las redes sociales supera cualquier expectativa, y no nos atrevemos a dudar que Facebook y Twitter (a la cabeza de las otras redes sociales, que se quedaron un poco atrás) derrocaron en Egipto al dictador Mubarak, que han provocado la guerra civil en Líbia que pretende acabar, después de 40 años, con el dictador Gaddafi y que pelea en Bahréin o Yemen.

¿Pero qué ha sido el impulsor de este cambio en la mentalidad? Y lo pregunto cuando en España se están desarrollando una serie de manifestaciones en las plazas más emblemáticas de las diferentes capitales, convocadas exclusivamente a través de las redes sociales. Desde luego, la facilidad que entraña actualizar tu estado de Facebook o hacer un tweet desde el mismo sitio donde se está desarrollando la propuesta es una ayuda enorme. Grácias a los smartphones hemos visto que, realmente, el pueblo puede cambiar el mundo, y además en tiempo real, saltándonos censuras y gobiernos represores.

Quizás el máximo exponente de esta nueva realidad sea el director de marketing de Google Wael Ghonim, egipcio que se pasó 12 días en la cárcel por su apoyo a través de las redes sociales a la movilización, y que nos contó a través de Twitter la felicidad que le embargó, tanto a él como a todo Egipto, cuando Hozni Mubarak renunció a la presidencia del país de los faraones. Y lo mismo pasa en Libia, en el que el poder de convocatoria de las redes sociales no sólo sirvieron para mobilizar a todo un país en contra del régimen de Gadaffi, amigo de Occidente, sinó que ésta protesta derivó en una guerra civil (triste pero quizás necesaria) que puede cambiar el destino del país africano.

Ahora, desde aquí, los jóvenes españoles protestan por una crisis que no es nuestra, sino la de los bancos, pero que estamos pagando entre todos nosotros excepto los culpables. Y eso no puede ser. Hace unos pocos años atrás, en España nos habríamos quedado callados, esperando a ver que pasa, pero ahora, grácias a las redes sociales, esto ya no pasará más.

 

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