La Gripe
Enfermedad muy contagiosa producida por un virus filtrable, capaz de pasar a través del filtro de arcilla de Berkefeld. Habitualmente aparece en forma epidémica en todo el mundo y se propaga con asombrosa rapidez durante estas erupciones.
En general la gripe posee limitación propia, es decir, sigue un curso definido dentro de un tiempo específico y de corta duración. Aunque raramente es grave por sí misma, tiende a predisponer a infecciones pulmonares secundarias que pueden llegar a ser graves.
Aunque se cree que la gripe es una enfermedad antigua -Hipócrates describe una epidemia que ahora se supone fue de gripe- la primera referencia auténtica de la misma nos llega en forma de una descripción de la epidemia europea de brotes pandémicos ocurrida en 1510.
Desde entonces se han producido por lo menos ocho que han afectado a grandes masas de población en todo el mundo. Durantela Primera GuerraMundial se desencadenó una que de1918 a1920 se extendió a más de la mitad del mundo con resultados desastrosos. En 1957 brotó otra epidemia en Oriente, que aunque afectó a muchos centenares de miles de personas, no revistió gravedad, ya que la mayoría de los casos fueron leves.
Rasgos característicos de las epidemias de gripe han sido el aspecto explosivo de los brotes, su rápida propagación, el gran número de personas afectadas y la duración relativamente corta de cada ola. La propagación de la enfermedad se acelera por la facilidad y la rapidez con que tiene lugar la transmisión de la infección de persona a persona por contacto directo y por infección a través de gotitas de saliva expulsadas al hablar, estornudar o toser.
Los síntomas de la gripe aparecen súbitamente de uno a tres días después del contagio. Consisten en escalofríos y fiebre, dolor de cabeza y espalda, y gran malestar general. Por lo regular se observa más fiebre y debilidad que en el catarro común. Se producen exudados de garganta, nariz, tráquea y bronquios. La infección disminuye la resistencia del aparato respiratorio y expone al paciente a la invasión de otros microorganismos que pueden producir infecciones secundarias en los senos paranasales, los oídos o los pulmones.
Si no hay complicaciones, la fiebre dura de uno a cinco días y el paciente entra en convalecencia rápida, aunque acompañada de debilidad y depresión general. En estos casos no hay recaída. Tal es el tipo de gripe que se observa en casi el 95 por ciento de los casos durante la primera fase de una epidemia.
Cuando surgen complicaciones de poca importancia, se intensifican los síntomas originales que van acompañados de una bronquitis más o menos grave, o de una sinusitis, o de ambas a la vez, así como de tos persistente que continúa durante semanas, con expulsión de pus y mucosidad. Este tipo de infección, frecuente en la gripe epidémica y la pandémica, afecta a los oídos, los bronquios y los senos.
La forma más grave de gripe es la neumónica, caracterizada por debilidad profunda y agotamiento, mucha fiebre, respiración rápida y cambio de tono de la piel, que casi asume el color del heliotropo, lo que indica que la sangre no toma suficiente oxígeno al pasar por los pulmones.
Es frecuente que los pacientes expulsen sangre al toser. La gripe neumónica desemboca a menudo en una lesión permanente de los bronquios y los pulmones, los pacientes necesitan atención constante hasta bien avanzada la convalecencia. El embarazo exige precauciones especiales para evitar el aborto o resultados fatales.
Desde 1933, en que se demostró por primera vez que la gripe epidémica era producida por un virus filtrable, se han aislado dos tipos de virus, el A y el B. En 1947 se estableció un método de preparación de una vacuna concentrada que proporciona inmunidad unos siete días después de la inyección y es muy eficaz como medio de protección contra la enfermedad.
No se conoce cura específica para la gripe. El tratamiento comprende descanso en cama en cuanto se sospeche la existencia de la enfermedad hasta que la convalecencia se encuentra avanzada y no haya peligro de complicaciones. Mientras haya fiebre se recomienda ingerir grandes cantidades de líquido. Con el aislamiento total se evitan riesgos de infecciones secundarias. Se alejará a los visitantes y todo el que entre en contacto con el paciente observará las adecuadas normas sanitarias. La habitación del enfermo debe mantenerse caliente.
Puede permitirse el baño diario al paciente siempre que se adopten precauciones para que no se resfríe. Si hay mucha fiebre, pueden aplicársele esponjas calientes para contrarrestarla, o una bolsa de hielo. En caso necesario puede administrársele aspirina, en dosis de0,3 a1 gr., para alivio general de las molestias. Se tratará el estreñimiento con simples enemas y la alimentación deberá ser ligera.
Las complicaciones se tratan de modo similar a las que surgen en la neumonía, sinusitis y otras enfermedades de las vías respiratorias. Cuando hay señales de infección bacteriana, es importante tratarla pronto con antibióticos.